Abstract:
En las últimas décadas, se comenzó a pensar a la cultura como motor del desarrollo, la inclusión social y los derechos humanos. Las políticas culturales se transformaron dejando atrás una matriz restringida que se asociaba a la gestión de las bellas artes y el patrimonio, para adquirir un sentido ampliado y con mayor alcance. Comienzan a multiplicarse las iniciativas de políticas culturales con orientación social, dirigidas a sectores vulnerados de la población, en el marco de las cuales emergen nuevos perfiles profesionales: talleristas, gestores, docentes, activistas, técnicos, mediadores, promotores. En esta tesis exploramos el trabajo cultural que realizan estos actores sociales desde una perspectiva que combina elementos de la sociología de la cultura, la sociología del trabajo, la sociología pragmática y la antropología de las emociones. El diseño metodológico consistió en un estudio cualitativo con un diseño flexible, articulando diversas técnicas de producción de datos: entrevistas en profundidad, entrevistas estructuradas, análisis de fuentes documentales y observaciones etnográficas en los lugares de trabajo. El análisis se desarrolló en Paysandú, Montevideo y Buenos Aires entre 2017 y 2020. Analizamos este tipo de trabajo cultural atendiendo a sus distintas dimensiones: a) las trayectorias de los trabajadores culturales, sus experiencias formativas, motivaciones y deseos; b) la construcción de roles, sus competencias y habilidades, las condiciones institucionales y materiales en que se desarrolla este trabajo cultural; c) el lugar de emociones y afectos en el desempeño profesional de los trabajadores culturales; d) las representaciones en torno de los cruces entre cultura, educación, inclusión social, derechos culturales y calidad artística en el marco de estas políticas. Distinguimos dos perfiles de trabajadores: uno ―social-pedagógico‖ y otro ―artístico-cultural‖, que tienen experiencias y representaciones distintas del trabajo cultural que realizan en cuanto a sus objetivos, métodos y condiciones laborales. Asimismo, observamos que se trata de actores heterogéneos pero atravesados por características en común como sus condiciones de trabajo inestables e inseguras; la polivalencia de sus roles; la imbricación de los sentidos de la militancia y del trabajo; el escaso reconocimiento material y simbólico percibido; la centralidad de las dimensiones afectivas y vinculares en sus prácticas; las estrategias de distinción y legitimación frente a otros profesionales con quienes conviven cotidianamente en sus espacios laborales, así como las controversias ético-políticas en torno a la acción cultural con poblaciones vulneradas.